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Lo demás es silencio.

Los españoles, Cortés y los aztecas

Corría el año 1519 cuando Hernán Cortés y sus hombres viajaban por México, elogiando y masacrando a las culturas nativas a partes iguales. Los valerosos españoles habían impresionado convenientemente a los aztecas con sus caballos y sus armas de fuego. Sin duda los aztecas debían sentirse confusos por el modo de actuar de los españoles; y es que, aunque muchos de los nativos (incluido su emperador Moctezuma) creían que los conquistadores eran dioses venidos del este, no faltaba quien veía algo raro en estos dioses. Y así nos veían realmente los aztecas:


Se apoderaban del oro como si fueran monos, con el rostro congestionado. Era evidente que su sed de oro no tenía límites: querían atiborrarse de oro como cerdos. Iban hurgando por todas partes, se llevaban los gallardetes de oro y los trasladaban de un lado a otro, agarrándolos para que no se les escaparan, balbuceando, contándose necedades unos a otros.

Extraído de Cosmos, de Carl Sagan.

3 comentarios

Lalo lance -

Entren aca chicos:

www.redtube.com

DALE QUE LA NEGRA NOS HACE 2 X 1!

barbara -

esta pagina es muy mala

Tiberio -

Una de las crónicas aztecas (que por estar escritas por personas que son parte implicada tampoco debemos creer a pies juntillas) relata una conversación entre Cortés y un sacerdote azteca:

Cortés: Mis hombres padecen una horrible enfermedad que sólo puede ser curada con oro.

Sacerdote: Sí, conocemos esa enfermedad. Nosotros la llamamos avaricia.